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Channel: Comentarios en: La transformación digital de Sant Jordi
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Por: Bernat Ruiz Domènech

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Hola Gonzalo,

En primer lugar quiero agradecerte que hayas comentado mi artículo. Creo que las tres reflexiones que aportas amplían el debate de forma muy interesante.

Tal como apuntas –o como yo lo entiendo– el centro de la edición de libros está pasando del contenido al lector, al cliente. Hay quien interpreta incorrectamente esta afirmación entendiendo que lo que se afirma es que el contenido perderá valor añadido, cuando no es así. Lo que sucede es que, antes de Internet, la capacidad del público para incidir en el plan editorial de los editores era muy escasa. Hoy, en cambio, al lector podemos conocerle mucho más y, por lo tanto, los editores pueden aprovechar ese conocimiento sistemático para producir mejor y más afinados productos. El contenido seguirá siendo importante, pero ya no girará todo a su alrededor.

Otra cuestión importante es la experiencia de usuario. Hasta hace algo más de un año yo trabajaba como editor corporativo en una empresa catalana del IBEX35 (no era La Caixa). Cuando entré, hace casi ocho años, esa empresa todavía regalaba miles de libros por Sant Jordi. Se dejó de hacer por dos motivos: uno de carácter presupuestario –la crisis– pero hubo otro que creo casi tan importante: se constató, acertadamente, que esos libros eran muy poco apreciados por la gran mayoría de sus receptores. Estaban vacíos de experiencia. Eran libros ricamente ilustrados, amables, “blandos”. Quedaban bien en el estante y poco más. Pero eso no era así en los años noventa del siglo XX. El cambio, para mí, es Internet y el caudal de información que nos aporta: antes todo el contenido llegaba en papel y era escaso. Cualquier libro era muy valioso. La abundancia de contenido ha permitido que calibremos mucho mejor la importancia y calidad de ciertos libros “de regalo” y nos hemos dado cuenta que son perfectamente prescindibles. Todo eso a causa de las nuevas experiencias de uso.

El tercer factor que mencionas es la rentabilidad. El de la edición nunca ha sido un negocio muy rentable (raramente por encima del 10% y lo más habitual está entre 3 y el 7%) pero era capaz de generar un flujo bastante estable de caja si no se hacían muchas tonterías con el catálogo. Era y sigue siendo un negocio que necesita tiempo para armar un catálogo interesante y con inercia comercial, es decir, que sea rentable por la suma de pocas ventas de muchos títulos y, de vez en cuando, algunos grandes éxitos. El problema, al menos en España, es que el dinero está huyendo de la edición de libros a causa de su propia crisis y por limitaciones que tienen mucho que ver con lo que tú mencionas: se busca el apoyo del regulador y vivir de la teta del Estado (mi último artículo, precisamente, va de eso). Por contra, la generación de contenidos digitales de todo tipo está recibiendo montañas de dinero –montañas mal distribuidas y todavía disfuncionales, pero las está recibiendo– pero los editores de libros no están sabiendo conectar con ese nuevo flujo pues su producto, estructuras y mentalidad sigue siendo de papel.

En fin, vaya rollo te he soltado. Una vez más, gracias por la mención y, especialmente, por un blog tan interesante como éste (y el otro, que también sigo).

Saludos y hasta pronto,

Bernat


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